“Cuando un adulto mayor va a Pami a pedir el bolsón de alimentos queda en lista de espera que puede llevar tres o cuatro meses. Cuando nos van a pedir a nosotros   se la damos automáticamente porque no pueden esperar para comer” dijo Marta Rivas, directora de la tercera edad del municipio. La funcionaria reconoció un crecimiento de la demanda social de jubilados y pensionados que están afectados por la crisis económica y que encuentran en la comuna un lugar donde obtener respuestas. La funcionaria reconoció la tarea que se lleva adelante aunque aclaró “hacemos el mayor esfuerzo para contener a los adultos que tenemos en la comunidad y, en la medida que se puede, poder ayudarlos en forma diaria”.

La demanda va en franco aumento y no encuentra un punto que permita generar un poco de alivio. “Hace unos meses que notamos el incremento en las necesidades de los adultos mayores. Diariamente recibimos pedidos de alimentos, es decir que las bolsas se van incrementando. Todo ello nos da un parámetro que la situación para el adulto es muy complicada”  explicó Rivas.

Los datos estadísticos marcan que “tenemos 100 personas que reciben los bolsones cuando el año pasado eran 60 los que entregábamos. En el hogar de día incrementamos la cantidad de asistentes a la hora de la comida porque teníamos 18 personas y ahora oscila entre  las 25 y 30 personas que van a comer”.

Marta Rivas recalcó que a la dirección que conducen “llegan pedidos de todo tipo, de todo lo que se puedan imaginar tanto para medicamentos, vestimenta, alquileres, entre otras. Esta crisis está afectando a los más débiles y eso lo vemos día a día. Desde el municipio intentamos sostener hasta donde se puede pero esto, en un momento, va a colapsar”.