Hernán Casciari fascinó al público de Puerto Madryn con su presentación “A puro cuento”, un unipersonal narrativo que el escritor nacido en Mercedes lleva a distintas ciudades del país con sus cuentos publicados en sus libros desparramados por todo el mundo.

Más de 600 personas participaron de este encuentro en el salón Casino del Rayentray Hotel en donde no sólo agotaron entradas sino también revistas y libros del autor bonaerense que volvió a la ciudad después de haberse presentado en 2018 con un mismo formato y sin tanta popularidad como la actual.

El espectáculo de Casciari es a “Puro cuento”, que reunió no sólo relatos de su último libro “Cuentos contra reloj” que recopila cada encuentro semanal por Urbana Play en donde el desafío fue concretar una obra nueva todos los viernes por la mañana, siguiendo reglas inquebrantables. ¿El resultado? Una colección de historias frescas, originales y llenas de ingenio. ¿Qué hace que sean tan especiales? La respuesta está en el proceso creativo de Casciari. Cada historia fue construida en tiempo real, con el tema de la trama aportado por los oyentes de la radio en la que es columnista. Sin tiempo para pensar de antemano o preparar borradores, el autor tiene una hora y media para redactar, corregir y editar cada cuento, sin la posibilidad de cambiar la consigna, y otra media hora para leer la historia en voz alta frente a sus lectores.

Contar cuentos, contar historias

En el auditorio, el público variaba constantemente. Hombres, mujeres, personas no binarias. Niños, jóvenes, adultos, adultos mayores. Los de acá, los llegados de otros lugares del país. Pero, sin lugar a dudas, los que nacimos en el Gran Buenos Aires tuvimos un plus. Sabíamos perfectamente de lo que hablaba en cada cuento. También le pasó lo mismo a aquellos que han vivido en el exterior un tiempo, especialmente en España.

Casciari tiene la habilidad absoluta de transportarte, de hacerte sentir lo que está contando, como si lo estuvieses viviendo ahí, con él, con Chichita o Roberto, con Chiri y hasta con el mismísimo Lionel Messi y su valija.

La noche del sábado fue emotiva hasta las lágrimas, con risas y carcajadas pero muy palpable. Las historias de Casciari, que apenas supera los 50 años y cuenta con un sinfín de experiencias para compartir y colorear, fueron palpables para la gran mayoría. El cierre, fue paciente. Uno a uno firmó cada libro, cada revista. Se sacó cientos de fotos y recibió unos lindos “mimos” del público madrynense. Hasta la próxima, maestro!