Covid 19: “El + que te deja al menos unos minutos paralizada”
30 - octubre - 2020
Por Mary
A lo largo de estos siete meses, escuché un sin fin de veces el “Tranqui, es una simple gripe”, “Tranqui, si no tenés enfermedades preexistentes no pasa nada” y pude experimentar que no es una simple gripe, que por más que no tengas enfermedades complicadas anteriores pasan cosas… Pasan cosas raras en tu cuerpo que van más allá de la sintomatología que te toca en suerte experimentar, te pasa pensar a quién pudiste contagiar sin querer, de donde surgió si tomaste todos los recaudos… pasan cosas mientras se transita el Covid.
Mis síntomas fueron claros para darme cuenta que algo empezaba a pasar aunque habría apostado unos mangos a que era una gripe después de unos días con cambios bruscos de temperatura.
Me “guardé” en casa, nos guardamos los tres, avisé a quien había visto por un rato ese mismo día con el primer peso en la conciencia… “¿Será que la contagié?” Al cabo de los días de aislamiento pudimos confirmar que no había pasado nada, era de riesgo, era un riesgo pero “alguien” la cuidó y no permitió que algo pasara…
Mientras tanto, en casa, los recaudos se tomaron inmediatamente. Nadie saldría hasta ver qué pasaba… a las 48hs. del primer síntoma fui hasta el Plan Detectar… ese que muchos defenestran… a mí, como a muchos, me mostró ese + que tanto tiempo pude esquivar.
La sensación del primer contacto es “juzgatorio”, no por la persona que gentilmente y voluntariamente se pasa horas escuchando momentos de la gente… es autojuzgatorio porque, si sos sincero, contás todo lo que hiciste, lo bueno y lo malo, pero todo…
Pasás, vivis los 10 segundos más largos… entre la molestia del hisopado y los nervios propios del momento.
La espera, que no son más de 15/20 minutos, te presenta todos los escenarios posibles y ahí es donde empieza el miedo.
Si observas el comportamiento post toma de muestra, te vas a dar cuenta enseguida que si sos negativo, te muestran la ficha, te cuentan que nada pasó y te invitan a salir por una puerta especial para no cruzarte con el resto de la gente. En cambio, si el + aparece en la planilla, por allá abajo, el siguiente paso es un aula, donde en 10 minutos tenes la posibilidad de sincerarte completamente para cuidar al resto, a los tuyos, a tu familia o a tus amigos, a tus compañeros de trabajo… esos 10 minutos creo que son los más importantes.
Volves a casa, marcas quizás las nuevas pautas de aislamiento… avisas a la gente de confianza, empiezan a llegar los primeros mensajes de aliento y otra vez la sensación de ¿Qué pasará? ¿Cómo estará fulano? Te asegurás de tener los primeros víveres para los días que siguen, molestás siempre al más cercano y empezás a experimentar.
Particularmente mis primeros cuatro días fueron terribles por los dolores de cuerpo, había que evitar preocupar a los que están lejos pero fue inevitable… se notaba mucho y la “Tana” que tiene el don de conocer a sus hijos desde el mínimo gesto, un tono de voz o una palabra usada en el lugar equivocada sacó enseguida que algo pasaba…
Al mismo tiempo, del otro lado del celular un número identificable con Salud preguntaba cómo estaba y yo pensaba… esta gente hace meses que no cobra y me cuidan, me siguen, se ocupan…
Apareció Andrés y ahí calmó la ansiedad… alguien que conocía se ocupaba de mi seguimiento, del de mi familia y mi contacto estrecho…
No es una gripe común, el cuerpo te duele como si te hubiese pasado un camión por encima, si perdés el gusto y el olfato te da lo mismo el más rico y elaborado plato que un pedazo de cartón. La cabeza te duele como si estuviese entre discos de prensa, la garganta te pasa factura y la congestión no te deja respirar…
Te tomás la temperatura, controlás el ritmo cardíaco y la frecuencia respiratoria por las dudas, porque alguien que estudió te lo sugirió y además, es la misma que te quiere con el alma ¿Cómo no hacerlo, entonces?
Pasan los días, llega la calma, siempre de la mano del mensaje ¿Cómo estás?… puede que pases los 10 días más tranquilos, como 10 días en una montaña rusa, depende el caso…
Hoy, repuestos, ya inmersos en la rutina nuevamente, con los contactos estrechos habiendo cumplido el aislamiento sin haberse contagiado no me pregunto más en dónde fue o cómo fue, me tocó, la pasamos, y del otro lado hubo gente permanentemente que se ocupó de nosotros, esa que al principio recibía los aplausos, esos que siguen sin recibir su sueldo en tiempo y forma y un sistema de salud al que aplaudo y agradezco…